El torbellino de la vida levanta las mareas y azota con el viento las caras.
Las fauces del amor hacen sonreír y sufrir; suspirar y llorar; subir y bajar; gritar y callar.
La neutralidad que me caracteriza es un matiz imponente que mantengo hacia las personas que quiero, hacia aquellas que saben perfectamente lo que me importan.
La impotencia que siento al verlas lamentar, es una losa de tedio que me oprime el pecho.
La satisfacción que siento al verlas disfrutar, es una bolsa de aire que me eleva al techo.
Nunca hay que juzgar sin conocer, sin escuchar y sin entrelazar todas las versiones que forman lo que se va a juzgar. Hablar, criticar u opinar sin veracidad, es lo más fácil y vil que existe.
Si es bien sabido que alguien te importa, ni siquiera habrá olas que surfear, porque esas olas no podrán mojarte, y menos aun, ahogarte.
Las dudas y la inseguridad se deben de transformar en certezas y seguridad, sino, algo existirá que debilite cimientos, pisos y áticos.
Las personas que quieran minarnos, debilitarnos y tumbarnos, no podrán hacerlo si a cada una de ellas se les da la importancia que tienen, o que no tienen.
Solo surgirán problemas entre personas que se tienen, mantienen y estiman. Es algo que eleva el grado de las relaciones.
En una mirada se puede saber más que en mil conversaciones.
En la voz se puede escuchar nada o todo.
Un silencio puede sonar más que una canción.
Un gesto puede dar la vida, o quitarla.
Una fantasía puede convertirse en una realidad, y viceversa.
La valentía no se piensa, se lleva puesta.
La cobardía se lleva puesta; todos y cada uno de nosotros tenemos una camiseta carente de valor, y no es malo, en todo caso, es necesario.
Los problemas son un filtro para las amistades: las verdaderas, se quedan; las falsas, se marchan.
La tolerancia es directamente proporcional a la sabiduría.
La felicidad esta en nuestra mente y cada mente es un universo paralelo. La felicidad es, por lo tanto, muy diferente en cada ente.
Estar aqui, ser quienes somos y conocer a quienes conocemos, así como los sentimientos que nos entrelazan, es pura casualidad. Si aprendemos a aprovecharla, sin duda, conseguiremos hallar la verdad.
Ahora bien, si siempre fuimos, somos y seremos caos: ¿Como finalizar de construir el puzzle de la vida?
El sentido de todo el camino que recorremos, de la vida que vivimos, es sentido por la incertidumbre.
Apelar a los demás es absurdo. Uno es responsable de sus propios actos.
Después de la tempestad viene la calma, pero muchas veces, la calma solo llega tras una multitud de tempestades.
Hay que vivir, que son dos días. No nos damos cuenta, pero el tiempo se termina, se nos viene encima. Solo los viejos conocen el sentido del tiempo.
Arboles. Nos vamos alzando como arboles que cada década tienen más raíces que profundizan la tierra y ramas que entrelazan el cielo.
Su pelo es como un suave cielo nublado de cirros resbaladizos que se mueve con gracia y elegancia. No en vano, tocarlo es similar a arrullar la bóveda celestial, pasando los dedos por entre sus rizos como si con las nubes a mi antojo pudiese jugar. Si, es ella, la misma que he nombrado una y otra vez por entre estas paginas, año tras año, día a día, silenciosamente, como si fuese un secreto constante y omitido al que solo mirar desde la lejanía me estaba permitido, deseándola con un anhelo tan poderoso como la mismísima fuerza de la gravedad. Esa gravedad de la que hablo, siempre atrayéndome hacía a ella, ahora me mantiene pegado a su cuerpo de sinuosos valles y bellas colinas. Ese anhelo al que me refiero, fruto maduro de forjar el largo paso del tiempo con una afluencia infinita de sonrisas, enmudecimientos y conversaciones. Ausencia de palabras que no pueden cumplir su cometido. Impotencia de un corazón que ha vibra...
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