El cenicero de la delegación del gobierno se asemeja a una lata de castañas asadas: un bidón de metal, medio lleno de arena, que se apoya sobre tres delgadas patas ferreas . De la arena, distribuidas de forma aleatoria, sobresalen como peces muertos una veintena de colillas apagadas. Hay papeles, salivazos, cáscaras de pipas, envoltorios de caramelos, chicles mordidos y amorfos y todo tipo de residuos que, supuestamente, ya han terminado de cumplir su función. Es temprano y la civilización humana ya ha arrancado el motor y esta en marcha, a "110" por la carretera. La gente, transportando papeles y más papeles en sus manos, sube las escaleras del edificio y penetra en la estructura con aire mañanero. Me miren o no, estoy aquí, como cada mañana. Hoy es el primer día de primavera y empiezo a notar el calor que pronto traerá el verano. Apenas 23 grados y medio de inclinación y todo es diferente. Pasan los minutos y la mochila me cuelga de la espald...